Por qué tenemos atardeceres

 

Para entender los atardeceres, necesitamos comprender un poco acerca de la naturaleza de la luz.

Por cierto: hay algunas palabras que pueden intimidar—electromagnético, ondas, moléculas…— pero os asustéis, seguid leyendo a pesar de la palabrería, es más fácil de lo que parece.

La luz en sí es una onda electromagnética, eso quiere decir que NO se propaga por un medio –como el sonido, que se propaga por el aire, y las olas por el agua–. Por eso la luz puede viajar a través del espacio exterior y el sonido no (en el espacio exterior hay vacío.)

Las ondas electromagnéticas se diferencian entre ellas por su longitud de onda, es decir, la distancia entre dos puntos consecutivos.

Estas diferencias son por las que tenemos colores, rayos x, rayos gamma, ondas de radio, etc. Cada una tiene una longitud de onda, y por tanto, características diferentes.

Lo importante: la luz visible —las ondas que podemos ver, a diferencia de, por ejemplo, los rayos x—, los colores, vienen determinados por su longitud de onda.

(Más detalles acerca de la naturaleza de la luz en el apartado extra del final)

Pero hay otra cosa que influye completamente en los atardeceres, y es el fenómeno de la reflexión y la refracción.

Básicamente, cuando una onda electromagnética pasa de un medio a otro, su dirección varía en función de su longitud de onda.

– ¿Qué?

– Mirad.

En la imagen se ve mejor. El rayo que está incidiendo queda refractado con un ángulo distinto al que venía. Este ángulo dependerá de su longitud de onda. –La Ley de Snell nos permite calcular dicho ángulo–.

Por tanto, si la luz blanca (la que contiene todas los colores) incide sobre un medio, cada color se dispersará hacia un lado diferente, porque cada color viene determinado por su propia longitud de onda.

De nuevo: cuando la luz blanca —la que contiene todos los colores y proviene del sol o las bombillas…— , atraviesa “algo”, los colores se dispersan en direcciones diferentes.

Pink Floyd lo tuvo en cuenta a la hora de diseñar el álbum Dark side of the moon:

En este caso la luz se refracta a través de un prisma cristalino.

    Esto es exactamente lo que le ocurre a la luz del sol al entrar a la Tierra. El primer medio se podría decir que es el vacío del espacio exterior, y el segundo la atmósfera terrestre. Al entrar en la atmósfera, los rayos del sol se refractan al pasar por las moléculas del aire.

Los rayos azules tienden a refractarse más que los demás ya que son más energéticos y les “cuesta menos” interactuar con las moléculas. Los otros, sin embargo, refractan menos y pasan con mayor facilidad a la superficie de la Tierra. ESA ES LA RAZÓN POR LA QUE EL CIELO ES AZUL. Porque los rayos azules se quedan «presos» en la atmósfera. Esto se denomina dispersión de Rayleigh.

Como ven en la foto, son los rayos azules los que más se refractan en la atmósfera cuando entra la luz blanca proveniente del Sol. El resto de colores también lo hace pero en menor medida.

En los atardeceres ocurre lo mismo, con una ligera diferencia. Los rayos del sol deben atravesar un trozo más grande de atmósfera al entrar con menos inclinación. En la siguiente imagen se ve muy bien:

Lo gris es la cantidad de atmósfera atravesada. En el caso de la izquierda es mediodía y en la derecha atardecer (o amanecer). Como ven, a mediodía la luz debe atravesar mucha menos atmósfera que en el atardecer.

Ese plus de atmósfera por recorrer, hace que no sólo se disperse la luz azul, sino que se disperse el resto de colores también.

El último color por dispersar es el rojo (el menos energético), y por eso vemos los tonos rojizos-anaranjados. Pero también hay atardeceres con tonos verdosos, violetas,…

¿Dónde se dan los mejores atardeceres?

En el mar. La luz debe atravesar más partículas de agua en el aire (humedad), además de sales en suspensión y otras sustancias.

Momentos con nubes. Las nubes reflejan los colores como si fuera un lienzo, siempre que no haya demasiadas como para tapar toda la luz, claro.

En definitiva, lugares donde el aire tenga muchas moléculas y partículas de todo tipo–partículas de hielo, sales, calima, etc.

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EXTRA

Recordemos que la luz es una onda electromagnética, y las ondas electromagnéticas están definidas por su longitud de onda y su frecuencia —el número de veces que “vibra” por segundo—.

En esta imagen vemos todo el espectro electromagnético —las ondas electromagnéticas conocidas—. Está ordenado de mayor a menor longitud de onda. Si nos fijamos bien, la luz visible, la que detecta nuestros ojos (los colores), es una pequeñísima parte del espectro. Se coloca entre los rayos infrarrojos y los ultravioleta (UV).

Curiosidad:

Ondas NO ionizantes: las ondas que vemos a la izquierda de la imagen. Las ondas no ionizantes no son perjudiciales para el ser humano (utilizadas en las radios, televisiones, microondas, etc). Son las de mayor longitud de onda —desde la luz visible hasta las ondas de radio.

Ondas ionizantes: a la derecha de la imagen. Estas sí son perjudiciales para la salud. Incluyen los rayos ultravioletas (vienen del sol y nos ponemos crema solar para protegernos), rayos x (usados para radiografías y TACs) y rayos gamma (principalmente para medicina nuclear). Estas ondas interactúan con nuestras células y pueden modificarlas desencadenando enfermedades como el cáncer. Son muy energéticas y a su vez, muy peligrosas.

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Jorge Mayorga

Jorge Mayorga

Estudiante de Ingeniería